lunes, 14 de agosto de 2017

¿Por qué llegó el populismo a México? 

El que Andrés Manuel López Obrador esté en primer lugar de las preferencias rumbo al 2018, lleve más de una década en campaña por situarse en los pinos sin perder vigencia ni simpatía entre los mexicanos, tiene su origen, al parecer a la clase política y detractores de AMLO se les ha olvidado.

Hagamos un poco de memoria  
Después de romper con la hegemonía priista en el 2000, los mexicanos se llenaron de esperanza porque al fin un partido y una idea diferente de gobernar tomarían las riendas de su futuro. Ese momento pudo ser el parteaguas en la política mexicana, más allá de simplemente sacar de los pinos al PRI que parecía imposible, los panistas tuvieron la gran oportunidad de iniciar con el desmantelamiento de las prácticas priistas institucionalizadas, desde lo general hasta lo más particular de la estructura gubernamental, simplemente no fue así, el cambio que se esperaba de la alternancia no llegó.
La creciente popularidad del ex jefe del entonces Distrito Federal en el 2006 parecía imparable, AMLO se quedó a nada de ganar la presidencia, fraude o no, no la consiguió. Esa fue una llamada de atención para la clase política, hacer algo diferente debió ser la ruta a seguir, había un populista que tocaba puerta de los pinos y unos ciudadanos decepcionados dispuestos abrir esa puerta. Al parecer se optó por apostarle a que la figura de AMLO decayera con el tiempo.
Los siguientes seis años del gobierno de Calderón se vieron apocados por una absurda guerra contra el narcotráfico, una guerra sin pies ni cabeza, sin diagnóstico, planeación, dirección clara e indicadores que pudieran evaluar permanentemente las acciones llevadas a cabo, aspectos básicos de cualquier política pública. A eso se sumó el descontento y descrédito de aquellos que seguían pensando en el supuesto fraude electoral y un “Presidente legítimo” a la sombra preparando su campaña para el 2012, paralelamente una maquinaria hacía lo propio para que el entonces gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto llegara a los pinos.
Los resultados del proceso electoral del 2012 se dieron como se esperaba, el candidato de la generación del “nuevo PRI” se convirtió en el presidente de la república mexicana, si, del PRI, ese partido por el cual los mexicanos vivieron decepcionados dada la corrupción y malos gobiernos, algo dejaron de hacer Fox y Calderón para que los mexicanos decidieran hacer un regreso al pasado, con votos comprados, violando la ley, como sea, pero el panismo se fue de los pinos, que si hubieran convencido a los mexicanos con sus acciones, cualquier intento de compra de votos, acarreo u otro acto para la adquisición de votos de manera ilegal hubieran sido insuficiente para que el PRI regresara a los pinos.
Peña inicio fuerte su presidencia, un llamado a la unidad y un “Pacto por México” para aprobar un paquete de reformas estructurales, parecían que el regreso del PRI sería diferente. La falsa promesa de los resultados a corto plazo de las reformas fue una espada de doble filo, por un lado sirvió para vender bien sus propuestas, por el otro para que los partidos que secundaron las reformas le reprocharan al Ejecutivo del supuesto fracaso de las reformas. Para los que conocemos poco o mucho el funcionamiento de la Administración Pública, sabíamos que no tendría el impacto en el tiempo que tanto presumían.
Conforme ha transcurrido el sexenio de Peña las cosas han empeorado, casos como la casa blanca de “la gaviota”, de su entonces Secretario de Hacienda Luis Videgaray y el Secretario de Gobernación Osorio Chong, paralelamente a ello el peso se desploma, la economía no crece, el precio de la gasolina a la alza. A todo lo anterior se suman los escándalos de corrupción de los gobernadores de la generación del “Nuevo PRI” fueron causantes del desplome de la aprobación del Peña que llegó a estar en un 11%.

Entonces, ¿De quién es la culpa? 
Los malos resultados de los partidos políticos que han tenido la oportunidad de gobernar tanto local como a nivel nacional y el hartazgo generalizado es un escenario perfecto para la entrada a escena de un populista, alguien que cambiará todo, simplemente con su llegada se terminará la corrupción, la pobreza, la desigualdad, habrá desarrollo y se tendrá un futuro próspero.
Podemos revisar la historia, la llegada de los populistas se ha dado por el descontento provocado por las crisis políticas, económicas y/o sociales de las cuales los malos gobiernos han sido responsables.
No culpo a quienes compran el discurso de AMLO, mucho menos el hartazgo generalizado a los gobiernos que hemos tenido. Irónicamente el discurso de que el Peje sea un “peligro para México” es fabricado por los han sido un peligro para México, gobiernos panistas, priistas y sus satélites que han tomado decisiones sin tomar en cuenta a los ciudadanos.
Se puede decir que AMLO es ex priista, su partido está conformado por el desecho de los partidos de los cuales nos quejamos, eso no está en discusión, estoy convencido que un mesías como se vende AMLO no es la solución, ¿cuál es? No lo sé.
La realidad es que tenemos una clase política hipócrita y sin memoria, el peligro de los populismos no han sido ellos en sí, son de quienes los fabrican y los hacen crecer, esto se da mediante malos gobiernos que no han sabido (o querido) responder a las demandas de los ciudadanos.
Entiendo el sentir de la gente cansada de lo mismo, que confían en alguien que se presenta y  da soluciones inmediatas a sus demandas, comprendo su refugio en el populismo, a pesar de ello estoy convencido que esa no es la solución.