El discurso de nuevo Presidente Andrés
Manuel López Obrador el pasado primero de diciembre, ante Diputados, Senadores,
autoridades locales y federales e invitados del extranjero fue un recuento de
las ideas que durante más de una década ha planteado en cada rincón del país, las
mismas que lo ha llevado a Los Pinos.
No se esperaba nada nuevo excepto
algunas cuestiones, a continuación resaltaré los fragmentos que considero
relevantes de su discurso. Resaltó la atención que tuvo con el Presidente Peña al inicio del discurso, ya
que en palabras de AMLO señaló:
“Licenciado
Enrique Peña Nieto, le agradezco sus atenciones. Pero, sobre todo, le reconozco
el hecho de no haber intervenido, como lo hicieron otros presidentes, en las
pasadas elecciones presidenciales”.
La realidad es que si bien, Peña no
intervino para obstaculizar a AMLO, si lo hizo en contra de Anaya, si al final eso lo benefició otra historia, si
aun sin intervenir hubiera sido presidente tampoco se discute, pero de que Peña
usó las instituciones para inmiscuirse en la campaña no hay duda, considero que
estuvo de más ese reconocimiento.
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Vía: milenio.com |
Recordó
el por qué considera que su movimiento encabeza la cuarta transformación, ya
que según su discurso, a lo largo de la historia se han dado tres
transformaciones:
“Si
definimos en pocas palabras las tres grandes transformaciones de nuestra
historia, podríamos resumir que en la Independencia se luchó por abolir la
esclavitud y alcanzar la soberanía nacional; en la Reforma por el predominio
del poder civil y por la restauración de la República. Y en la Revolución
nuestro pueblo y sus extraordinarios dirigentes lucharon por la justicia y por
la democracia”.
Es por ello que ese discurso se ve
materializado en el logo del Gobierno Federal. Miguel Hidalgo y José María
Morelos representan la primera transformación, la segunda Benito Juárez, la
tercera Francisco I. Madero y Cárdenas quien continuó con el legado
revolucionario.
La línea histórica planteada por AMLO
deja de lado los episodios de 1968, 1988, 1997 y 2000 que fueron la antesala
del triunfo arrasador de Andrés Manuel,
que si bien no fueron tan importantes como los citados en su discurso si son
clave para entender el contexto actual.
Durante su discurso habló sobre la
historia del país, las transformaciones ya señaladas y la situación social y
económica del país. Hizo énfasis en la segunda:
“Desde
los años treinta hasta los setenta, del siglo pasado, es decir, durante 40
años, la economía de México creció a una tasa promedio anual del 5 por ciento….
Y durante ese mismo periodo, en dos sexenios consecutivos, de 1958 a 1970,
cuando fue ministro de Hacienda Antonio Ortíz Mena, la economía del país no
solo creció al 6 por ciento anual sino que este avance se obtuvo sin inflación
y sin incremento de la deuda pública. Por cierto, Ortíz Mena no era economista
sino abogado”.
Aquí podemos ver como Andrés Manuel apela
al pasado, ya que gran parte de su proyecto económico y social tiene que ver
con el viejo PRI, aunque a muchos les duela, es la realidad. No es sorpresa ya
que él está formado con ese PRI, que al menos en términos económicos no le fue
tan mal al país, sin embargo esas políticas ya no son viables para el siglo
XXI, pero el presidente se aferra a ello.
Dio un mensaje claro al señalar que
Ortiz Mena no era economista, implícitamente está reafirmando lo que hace días
comentó. Respecto a quienes se hicieron cargo de dictar las políticas económicas
del país fracasar, por cierto egresados del ITAM, la cual ha sido criticada por
AMLO como una escuela neoliberal.
Una vez hecho el recuento histórico de
los periodos de éxito económico tenía que venir el reclamo, el reproche, la
critica que siempre ha caracterizado el discurso de AMLO sobre el fracaso que
se ha venido teniendo en el país es por la adopción de las policías
neoliberales, ante esto señaló:
“En
cuanto a la política económica aplicada durante el periodo neoliberal, de 1983
a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de México. En
este tiempo la economía ha crecido en 2 por ciento anual, y tanto por ello como
por la tremenda concentración del ingreso en pocas manos, se ha empobrecido a
la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la
informalidad, a emigrar masivamente del territorio nacional o a tomar el camino
de las conductas antisociales”.
A ello le suma la corrupción que
históricamente ha caracterizado a los Gobiernos en turno, más allá de la
política neoliberal que tiene sus fallas, las cuales ya están en debate mundial
sobre si es la dirección que debe seguir tomando el mundo. Considero que la
principal causa de la desigualdad económica y social ha sido la corrupción,
impunidad y por ende la no aplicación del Estado de Derecho. Con todo y las
fallas de la política neoliberal, el país sería otro si imperara la ley.
No pudo faltar en su discurso el
rechazo que hizo durante todo el sexenio a las Reformas Estructurales
implementadas por Peña, Con razón señaló el fracaso de la Reforma Energética; que
si bien gran parte de ese fracaso lo tiene el Gobierno saliente, basta recordar
como la vendieron, con resultados a mediano plazo, siendo que ese tipo de Reformas
solo se ven materializadas a largo plazo.
De igual forma reprochó a los otros
partidos por el aumento a la gasolina, esto ante la insistencia de los panistas
sobre cumplir la promesa hecha en campaña. Ante los gritos de panistas AMLO les
respondió:
“Ahora
resulta que los que aumentaron el precio de las gasolinas están pidiendo que
baje. Hago el compromiso responsable que pronto, muy pronto, cuando terminemos
la refinería que vamos a construir en México y se rehabiliten seis refinerías,
va a bajar el precio de la gasolina y de todos los combustibles”.
Con mucha razón les respondió. Los
panistas ya están sintiendo la impotencia que sentía su oposición cuando ellos
eran Gobierno y formaban mayorías para su proyecto, con todas las palabras,
suena hipócrita pedir que se revierta algo por lo cual ellos estuvieron a
favor.
En ese fragmento se puede ver que AMLO
retrocede un poco sobre bajar el precio de los combustibles, ya que en campaña
reiteradas ocasiones señaló que sería de inmediato, ahora ponen un plazo hasta
que las refinerías estén en pleno funcionamiento.
Reafirmó diversas propuestas de campaña
como bajar el IVA e ISR en la Frontera, las obras de desarrollo planteadas para
el sur del país, programas sociales para adultos mayores, los llamados “ninis”,
pensiones para discapacitados, subsidios y precios de garantía a productores
del campo, bajar el sueldo a la alta burocracia, para el combate a la
inseguridad la guardia nacional entre otras cosas. Suena difícil, muy difícil cumplir con todo
lo mencionado sin subir impuestos o adquiriendo deuda, cosa que no hará según
lo prometido en campaña.
Siendo el combate a la corrupción su principal
argumento en la campaña, y la exigencia de los millones de mexicanos que
decidieron votar por él, considero un error parar en seco el tema de la
corrupción para los ex funcionarios al señalar:
“No
habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio,
meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación, y
ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para
emprender la regeneración verdadera y radical de la vida pública de México, la
construcción de una nueva patria, la reactivación económica y la pacificación
del país. Estamos ante un asunto político de Estado, y como tal debemos
enfrentarlo. Mi postura al respecto la definí con toda claridad desde la
campaña. Dije que no es mi fuerte la venganza, y que si bien no olvido, sí soy
partidario del perdón y la indulgencia”.
Antes esto, Andrés Manuel al menos en
el discurso tomó la misma postura que Vicente Fox en los hechos, al dejar pasar
la gran oportunidad de ser el presidente que rompa con el pacto de impunidad
que ha existido. Aplicar la ley no es venganza, no se pide una cacería de
brujas – que no estaría mal -, solo se pide una revisión del uso de los
recursos públicos y que se aplique la ley.
Por el contrario de generar conflicto, sería un golpe contundente a lo
que ha estado señalando “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.
Comenzar por el desmembrar las
estructuras enraizadas de corrupción sería la mejor acción y legado que puede
dejar el próximo gobierno, eso ya sería un avance nunca antes visto desde el
ejecutivo.
La “cuarta transformación” ha iniciado.
Andrés Manuel tiene todo, legitimidad popular y poder político desde las
cámaras para no fallar. La historia ha comenzado a escribirse.