lunes, 17 de diciembre de 2018

Se terminaron las campañas: El discurso debe cambiar


En su búsqueda por llegar a los Pinos, Andrés Manuel López Obrador se apegó a un discurso, hay buenos y malos, los primeros somos “notros” que buscamos llegar al poder para acabar con todo el sufrimiento que ha causado el modelo neoliberal a través de la “mafia del poder”.
Algo tenia de razón en el sentido que los Gobernantes no precisamente se dedicaron a resolver los grandes problemas, por el contrario, se ha tenido una clase política llena de cuestionamientos e ilegitimidad. Por ello, todos eran malos.
Ese discurso lo trabajó, conectó con la gente y mantuvo una oposición tajante a todo lo que viniera de lo Gobierno, esto sumado a otros factores le dieron el triunfo arrasador del pasado primero de julio.
Su discurso se impregnó en sus seguidores, el cual se ve reflejado por todos los medios, especialmente las redes sociales. Cualquiera que se atreviera a defender algunas acciones del Gobierno en turno o cuestionar las propuestas y posturas de AMLO era miembro de la “mafia del poder” o seguidor del “PRIAN”. Todo eso se vale, estaban en campaña, buscaban la presidencia y ya la consiguieron. ¿Cuál es la necesidad de seguir con el discurso de “buenos vs malos”?
Ante los cuestionamientos sobre que buscaba dividir, AMLO señaló reiteradamente que buscaría un pacto de unidad, borrón y cuenta nueva. La venganza no es lo suyo, no haría una cacería de brujas, pues todos ya iríamos en el mismo sentido.
Una vez en los Pinos – digo, Palacio Nacional – se pensaba que el tono bajara, sin embargo no ha sido así. Durante todas sus conferencias matutinas no desperdicia ningún momento en sus respuestas, en ellas nos recuerda que había unos malos causantes todo lo negativo y que su Gobierno lo solucionará.
Esto no abona para nada sobre ánimo social en el sentido de unidad. La campaña ya terminó, hayan votado o no por él, es nuestro presidente. Es momento de apoyar cuando se requiera, participar, exigir y cuestionar al nuevo Gobierno, es lo que hace fuerte a una democracia. No por eso quiere decir que ya se está en contra del presidente, como se percibe a quien discrepa de las recientes acciones del Ejecutivo.
Los “Fifís” y “Chairos” deben de quedar en el pasado. AMLO señala que la corrupción se combate de arriba hacia abajo, no estoy tan seguro de eso, de lo que si estoy seguro es que la división social si es de esa forma. Si tenemos a un presidente que continua dando discursos de “buenos vs malos”, lo cual hace parecer que aún se está en campaña, como consecuencia la división social seguirá.
No sé qué tanto aguantar la sociedad en escuchar los reproches del AMLO a los miembros del antiguo régimen mañana tras maña. Llegará un punto que esto casará y tendrá que asumir su responsabilidad. Señalo esto porque a cada cuestionamiento sobre una problemática, él implícita o explícitamente indica que es heredado – es verdad -. Habrá que ver ya transcurrido el sexenio que tanto se hará responsable del contexto que viva el país, de seguir con esos reclamos pareciera que siempre buscará a otros culpables.  
Bien haría el Presidente en hacer un borrón y cuenta nueva en el discurso, los ciudadanos sabemos y tenemos memoria de los antiguos Gobiernos, no necesitamos que se nos recuerde. Si la idea es mantener el discurso para seguir teniendo adeptos, no los necesita, su trabajo hablará por él.


Les comparto el programa de análisis político Adicción Política en el cual se profundiza sobre el tema: https://www.facebook.com/tverastijuana/videos/1925682540882028/ 




miércoles, 5 de diciembre de 2018

Toma de protesta de AMLO: El discurso


El discurso de nuevo Presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado primero de diciembre, ante Diputados, Senadores, autoridades locales y federales e invitados del extranjero fue un recuento de las ideas que durante más de una década ha planteado en cada rincón del país, las mismas que lo ha llevado a Los Pinos.

No se esperaba nada nuevo excepto algunas cuestiones, a continuación resaltaré los fragmentos que considero relevantes de su discurso. Resaltó la atención que tuvo con el  Presidente Peña al inicio del discurso, ya que en palabras de AMLO señaló:

Licenciado Enrique Peña Nieto, le agradezco sus atenciones. Pero, sobre todo, le reconozco el hecho de no haber intervenido, como lo hicieron otros presidentes, en las pasadas elecciones presidenciales”.


La realidad es que si bien, Peña no intervino para obstaculizar a AMLO, si lo hizo en contra de Anaya, si  al final eso lo benefició otra historia, si aun sin intervenir hubiera sido presidente tampoco se discute, pero de que Peña usó las instituciones para inmiscuirse en la campaña no hay duda, considero que estuvo de más ese reconocimiento.
Vía: milenio.com
Recordó el por qué considera que su movimiento encabeza la cuarta transformación, ya que según su discurso, a lo largo de la historia se han dado tres transformaciones:

“Si definimos en pocas palabras las tres grandes transformaciones de nuestra historia, podríamos resumir que en la Independencia se luchó por abolir la esclavitud y alcanzar la soberanía nacional; en la Reforma por el predominio del poder civil y por la restauración de la República. Y en la Revolución nuestro pueblo y sus extraordinarios dirigentes lucharon por la justicia y por la democracia”.

Es por ello que ese discurso se ve materializado en el logo del Gobierno Federal. Miguel Hidalgo y José María Morelos representan la primera transformación, la segunda Benito Juárez, la tercera Francisco I. Madero y Cárdenas quien continuó con el legado revolucionario.

La línea histórica planteada por AMLO deja de lado los episodios de 1968, 1988, 1997 y 2000 que fueron la antesala del triunfo arrasador  de Andrés Manuel, que si bien no fueron tan importantes como los citados en su discurso si son clave para entender el contexto actual. 

Durante su discurso habló sobre la historia del país, las transformaciones ya señaladas y la situación social y económica del país. Hizo énfasis en la segunda:

“Desde los años treinta hasta los setenta, del siglo pasado, es decir, durante 40 años, la economía de México creció a una tasa promedio anual del 5 por ciento…. Y durante ese mismo periodo, en dos sexenios consecutivos, de 1958 a 1970, cuando fue ministro de Hacienda Antonio Ortíz Mena, la economía del país no solo creció al 6 por ciento anual sino que este avance se obtuvo sin inflación y sin incremento de la deuda pública. Por cierto, Ortíz Mena no era economista sino abogado”.

Aquí podemos ver como Andrés Manuel apela al pasado, ya que gran parte de su proyecto económico y social tiene que ver con el viejo PRI, aunque a muchos les duela, es la realidad. No es sorpresa ya que él está formado con ese PRI, que al menos en términos económicos no le fue tan mal al país, sin embargo esas políticas ya no son viables para el siglo XXI, pero el presidente se aferra a ello.

Dio un mensaje claro al señalar que Ortiz Mena no era economista, implícitamente está reafirmando lo que hace días comentó. Respecto a quienes se hicieron cargo de dictar las políticas económicas del país fracasar, por cierto egresados del ITAM, la cual ha sido criticada por AMLO como una escuela neoliberal.

Una vez hecho el recuento histórico de los periodos de éxito económico tenía que venir el reclamo, el reproche, la critica que siempre ha caracterizado el discurso de AMLO sobre el fracaso que se ha venido teniendo en el país es por la adopción de las policías neoliberales, ante esto señaló:

“En cuanto a la política económica aplicada durante el periodo neoliberal, de 1983 a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de México. En este tiempo la economía ha crecido en 2 por ciento anual, y tanto por ello como por la tremenda concentración del ingreso en pocas manos, se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente del territorio nacional o a tomar el camino de las conductas antisociales”.

A ello le suma la corrupción que históricamente ha caracterizado a los Gobiernos en turno, más allá de la política neoliberal que tiene sus fallas, las cuales ya están en debate mundial sobre si es la dirección que debe seguir tomando el mundo. Considero que la principal causa de la desigualdad económica y social ha sido la corrupción, impunidad y por ende la no aplicación del Estado de Derecho. Con todo y las fallas de la política neoliberal, el país sería otro si imperara la ley.

No pudo faltar en su discurso el rechazo que hizo durante todo el sexenio a las Reformas Estructurales implementadas por Peña, Con razón señaló el fracaso de la Reforma Energética; que si bien gran parte de ese fracaso lo tiene el Gobierno saliente, basta recordar como la vendieron, con resultados a mediano plazo, siendo que ese tipo de Reformas solo se ven materializadas a largo plazo.


De igual forma reprochó a los otros partidos por el aumento a la gasolina, esto ante la insistencia de los panistas sobre cumplir la promesa hecha en campaña. Ante los gritos de panistas AMLO les respondió:

“Ahora resulta que los que aumentaron el precio de las gasolinas están pidiendo que baje. Hago el compromiso responsable que pronto, muy pronto, cuando terminemos la refinería que vamos a construir en México y se rehabiliten seis refinerías, va a bajar el precio de la gasolina y de todos los combustibles”.

Con mucha razón les respondió. Los panistas ya están sintiendo la impotencia que sentía su oposición cuando ellos eran Gobierno y formaban mayorías para su proyecto, con todas las palabras, suena hipócrita pedir que se revierta algo por lo cual ellos estuvieron a favor.


En ese fragmento se puede ver que AMLO retrocede un poco sobre bajar el precio de los combustibles, ya que en campaña reiteradas ocasiones señaló que sería de inmediato, ahora ponen un plazo hasta que las refinerías estén en pleno funcionamiento. 

Reafirmó diversas propuestas de campaña como bajar el IVA e ISR en la Frontera, las obras de desarrollo planteadas para el sur del país, programas sociales para adultos mayores, los llamados “ninis”, pensiones para discapacitados, subsidios y precios de garantía a productores del campo, bajar el sueldo a la alta burocracia, para el combate a la inseguridad la guardia nacional entre otras cosas.  Suena difícil, muy difícil cumplir con todo lo mencionado sin subir impuestos o adquiriendo deuda, cosa que no hará según lo prometido en campaña.

Siendo el combate a la corrupción su principal argumento en la campaña, y la exigencia de los millones de mexicanos que decidieron votar por él, considero un error parar en seco el tema de la corrupción para los ex funcionarios al señalar:

“No habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación, y ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para emprender la regeneración verdadera y radical de la vida pública de México, la construcción de una nueva patria, la reactivación económica y la pacificación del país. Estamos ante un asunto político de Estado, y como tal debemos enfrentarlo. Mi postura al respecto la definí con toda claridad desde la campaña. Dije que no es mi fuerte la venganza, y que si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia”.

Antes esto, Andrés Manuel al menos en el discurso tomó la misma postura que Vicente Fox en los hechos, al dejar pasar la gran oportunidad de ser el presidente que rompa con el pacto de impunidad que ha existido. Aplicar la ley no es venganza, no se pide una cacería de brujas – que no estaría mal -, solo se pide una revisión del uso de los recursos públicos y que se aplique la ley.  Por el contrario de generar conflicto, sería un golpe contundente a lo que ha estado señalando “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.

Comenzar por el desmembrar las estructuras enraizadas de corrupción sería la mejor acción y legado que puede dejar el próximo gobierno, eso ya sería un avance nunca antes visto desde el ejecutivo.

La “cuarta transformación” ha iniciado. Andrés Manuel tiene todo, legitimidad popular y poder político desde las cámaras para no fallar. La historia ha comenzado a escribirse.